Ya pasó poco más de un mes desde que la pelota dejó de rodar en el fútbol argentino; un tiempo nada sencillo para San Martín. Más allá de que en La Ciudadela se jactan de ser un club ordenado, algo que fue uno de los puntales en los que se apoyó el sólido rendimiento que mostró el primer equipo, sin fútbol -y por lo tanto sin ingresos fuertes- es indudable que las finanzas comiencen a resentirse.
El “Santo”, al igual que muchos equipos de la Primera Nacional, vive gracias a las recaudaciones. El ingreso por los derechos televisivos no es tan grande en la primera categoría de ascenso, por lo que mantener uno de los planteles más onerosos de la divisional no es una tarea fácil para la dirigencia. Eso sí, más allá de que la situación no es la ideal y que el panorama cercano es bastante pesimista, en La Ciudadela tienen la idea de cumplir hasta el mínimo detalle de cada uno de los compromisos adquiridos. Sí; más allá de los contratiempos que trajo aparejado la llegada de la pandemia en Bolívar y Pellegrini pretenden ser modelos en esa materia. “Son pocos las instituciones que pueden darse el lujo de estar al día en este momento”, advirtió el vicepresidente Ricardo Seoane.
Con muchísimo esfuerzo, los dirigentes lograron cancelar la planilla salarial de empleados correspondiente al mes marzo y completó gran parte del pago a los futbolistas (sólo resta un pequeño porcentaje sobre ese mismo período).
En cuanto a lo futbolístico, no hay fecha estimada para la vuelta oficial, pero teniendo en cuenta que en AFA no ven que con buenos ojos que los planteles vuelvan a entrenarse de manera grupal antes de junio, hace 48 horas, Favio Orsi y Sergio Gómez, en decisión conjunta con la directiva, decidieron darle al plantel la opción de volver a sus respectivas provincias.
Los entrenadores y sus colaboradores ya viajaron a Buenos Aires para reunirse con sus familias y liberaron a aquellos futbolistas que deseen hacer lo mismo. Salvo cinco o seis, el resto del plantel decidió aguardar en nuestra provincia. Claro que la política del cuerpo técnico no se modifica: seguirán monitoreándolos a la distancia.
Mientras aguardan novedades, en La Ciudadela hacen malabares; pero se mantienen firmes.